Queenlin, que se ve muy bien, cruza la habitación pavoneándose hasta donde Phonker está acostado en el sofá, jugando con su teléfono. Aunque Queenlin es toda una nena con su vestido rojo de falda corta, Phonker está más interesado en su teléfono que en ella. Unos besos cambian todo eso. Cuando Queenlin se sube encima de Phonker para seguir besándose con él, puede sentir su erección a través de su ropa. Levantando la falda corta de Queenlin, Phonker le aprieta el culo y frota su coño sobre sus bragas. Eventualmente, Phonker busca su perdón amamantando cada uno de los hermosos senos de Queenlin antes de relajar su espalda. Queenlin no está dispuesto a ceder el control tan fácilmente. Ella le da la vuelta a Phonker para que esté arrodillada sobre él. Trabajando su camino hacia abajo por el cuerpo de Phonker mientras sus grandes tetas lo rozan y se burlan de él, Queenlin finalmente hace estallar a su novio. s hardon para chupar como su regalo favorito. Su mamada es dulce y sexy, el juego previo perfecto para excitar a Phonker. No pasa mucho tiempo antes de que Phonker tenga a Queenlin sobre su espalda para que pueda pasar su lengua arriba y abajo por su jugosa raja. Una vez que está seguro de que Queenlin está lista, se arrodilla y se mete en su guante de terciopelo. Queenlin cambia las tornas nuevamente, haciendo que Phonker se acueste para que ella pueda subirse encima de él. Frotando su coño lleno de crema sobre su polla en un último juego previo, eventualmente mueve sus caderas para poder tomar toda esa gran polla en su pequeño y apretado coño. Montando a Phonker en vaquera, Queenlin comienza con la espalda arqueada y luego gradualmente se inclina hacia adelante para que su novio pueda darse un festín con sus tetas mientras ella lo monta. Queenlin se pone de rodillas para recibir una paliza al estilo perrito que la deja gimiendo. Finalmente saciado, Queenlin acaricia y chupa a Phonker en una mamada que no termina hasta que él se dispara en dirección a su boca. Goteando con semen que se desliza hacia abajo para cubrir sus tetas, Queenlin no puede dejar de sonreír con satisfacción.
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