Vestida solo con una camiseta corta y una tanga, Dido Angel solo puede pensar en el café mientras intenta despertarse por la mañana. Su día ya había tenido un buen comienzo, pero se vuelve aún mejor cuando Lutro entra a la cocina. Él no está interesado en el desayuno cuando tiene el festín de Dido delante de él, por lo que la ayuda a sentarse en el mostrador y le quita la camisa para probar la dulzura de sus pechos y pezones. Cuando Lutro ha pasado a quitarle la ropa interior. , Dido es todo sonrisas mientras lo recibe entre sus piernas. Sus manos abren el camino, arrastrándose suavemente hacia abajo hasta que alcanzan la humedad entre sus muslos. Presionando dos dedos profundamente, Lutro le da a Dido una muestra de lo que vendrá antes de que se arrodille y siga su acto de apertura con un festín de coño que deja a Dido gimiendo. Darle la vuelta a Lutro es una segunda naturaleza para Dido, que no está dispuesta a renunciar a su oportunidad de chupar esa deliciosa polla dura. Ella es magistral con su boca mientras lame arriba y abajo de su eje y chupa la cabeza. Cuando no puede esperar un momento más, se pone de pie una vez más y se inclina sobre el mostrador, mostrándole a Lutro sin palabras justo lo que necesita. Lutro no puede aceptar la oferta de Dido lo suficientemente rápido. Su larga polla se desliza dentro de su vaina goteante, llenándola hasta el borde con cada embestida. Dido se agarra al fregadero a medida que aumenta el ritmo de Lutro, usándolo como palanca para cumplir con él golpe por golpe placentero. Cuando Lutro toma su lugar en el mostrador, Dido está ansiosa por subirse a bordo para un paseo rígido. La rubia bronceada no es tímida a la hora de guardarse el placer para sí misma a medida que se acerca cada vez más al clímax que persigue. A medida que se rompe, su grito de pasión llena la sala y sus caderas siguen creando deliciosos roces que hacen que la fiesta siga. La pareja cambia de nuevo, con Dido en el mostrador con un tobillo enganchado sobre el hombro de Lutro. Esta nueva posición le abre a Dido una posesión profunda mientras Lutro flexiona sus caderas. Estirando la mano para frotar su propio clítoris, llega a la cima de otro clímax. Lutro no puede contenerse ni un momento más mientras el coño de Dido late a su alrededor. Empujándose hasta el fondo, la llena con oleada tras oleada de semen caliente en un creampie que es lo más satisfactorio posible para ambos amantes.
COMENTARIOS
0