Desde que Molly Little y Juan Loco se convirtieron en hermanastros, Molly ha hecho todo lo posible para coquetear con Juan y, al mismo tiempo, burlarse de él. Hoy, ha decidido mejorar su juego entrando a la habitación y sentándose en el regazo de Juan. Mientras está sentada a horcajadas sobre las caderas de su hermanastro, Molly comienza a preguntarle cosas como si pidió un microscopio para Navidad para poder ver mejor su pene. Cuando Molly ve que Juan se está molestando, se vuelve aún más agresiva, alegando que está enojado porque quiere su coño pero no lo va a conseguir. Se levanta la camiseta para mostrar sus tetas mientras sugiere que tal vez sus tetas harán crecer la polla de Juan. Eventualmente, sin embargo, Molly se cansa de su juego y se va a su habitación. Más tarde, Molly inventa la configuración perfecta para echar un polvo. Comienza tumbada en la cama y masturbándose con la punta de los dedos. Eventualmente, agarra un juguete que vibra y lo mete profundamente. Molly tampoco se calla sobre lo que está haciendo; en cambio, se queja de cómo su hermanastro hace que se corra. Juan finalmente pasa por la puerta de Molly y no puede evitar escuchar lo que está pasando. Él llama a la puerta y Molly le dice que puede entrar y que ella es decente. Eso, por supuesto, resulta ser una mentira cuando Juan entra en la habitación y encuentra a Molly con las piernas abiertas y un juguete enterrado dentro de su chocho. Una vez más se burla de Juan por su micro pene, pero esta vez Juan está listo para morder el anzuelo. Él le dice a Molly que está harto de que ella sea tan perra y luego saca el vibrador y lo reemplaza con su polla. Obtener la D no solo hace que Molly sea automáticamente más amable con Juan. Ella sigue burlándose de él incluso cuando le hace una mamada y luego se sube encima para montarlo en vaquera. Poniéndose de rodillas, Molly sigue hablando mierda de Juan por encima del hombro, incluso cuando sus gemidos entrecortados ocultan lo mucho que se está divirtiendo. Rodando sobre su espalda, Molly se abre para que Juan siga golpeando su coño, hasta que su chocho palpita de placer. Cuando Juan se retira y mete una gran cantidad de semen en la boca abierta de Molly, ella no puede evitar sonreír de satisfacción porque finalmente ha obtenido lo que siempre quiso: la oportunidad de follar a su hermanastro.
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